Se trata de cera que se prepara a baja temperatura. Está compuesta de ingredientes solubles en agua, por lo cual cualquier resto o mancha se disuelve lavándolo con agua. En el envase se incluye una serie de bandas para aplicar la cera, que son suficientes para una sesión de depilación. Se pueden reutilizar lavándolas con agua templada simplemente
En el envase incluyen una espátula de madera con una característica muy curiosa y práctica: cambia la inscripción en tinta si la temperatura es excesiva, por lo cual no es fácil quemarnos la piel con esta cera. Realmente muy aconsejable para novatas. A la hora de aplicarla hay que seguir las instrucciones cuidadosamente. Una cosa a tener en cuenta es que hay que aplicar una capa fina de cera, pues si no lo hacemos así, se quedará la cera sobre la piel después de tirar de la banda... y los pelitos de los que nos queremos librar seguirán en su sitio. El tirón hay que darlo vigorosamente y sin parar en cada tramo que hagamos, tirando a ras de la piel sin levantar la banda. Se aplica la cera en el sentido del vello y se tira en sentido contrario. El aroma del producto es agradable y no deja la piel muy enrojecida porque contiene activos calmantes. Conviene dejar transcurrir al menos 24 horas hasta exponer la piel al sol, ya que los microtraumatismos y la irritación favorecen que aparezcan manchas si nos ponemos al sol tras esta depilación.
Me gusta bastante más que la cera fría, ya que ésta deja restos que hay que retirar con un aceite especial para eliminarlo, o con alcohol, pues es cera y no es soluble en agua. La cera caliente no se me pasa por la cabeza utilizarla ya que tengo algunas varices y no les favorece el calor.
En resumen, es un producto que creo que voy a seguir utilizando por su eficacia, limpieza y comodidad.
Además su precio es muy asequible. ¡No llega a 4 €!
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